Hannah
Arendt, Devenir totalitario. II
Luis
E. Villegas N.
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El clímax del proceso de
horror lo representó el nazismo con su industria de muerte que llevó al
sacrificio a más de 6 millones de judíos asesinados. Desde otro ámbito del
terror de ese siglo, las explosiones atómicas que arrasaron a poblaciones
enteras, produciendo la muerte de manera inmediata y a largo plazo (aún hoy manifiestas)
como consecuencia de las radiaciones.
Estos hechos han partido la
historia en un antes y un después, con lo cual nuestro mundo ya no es el mismo, quedando signado por la
emergencia del Totalitarismo. Hechos que dejaron perpleja la humanidad, de donde
emerge la pregunta: ¿Cómo ha sucedido lo que ha sucedido? ¿Cómo explicarse lo
que ha pasado y hemos vivido?
Hannah Arendt, judía
alemana que vivió en el período de gestación de los hechos y el estallido de
los acontecimientos, se hace la misma pregunta. Su obra política-filosófica es
un intento de respuesta a esas preguntas.
El presente artículo da continuidad al acercamiento que hemos iniciado, en ensayo anterior, en torno a la obra de la escritora judío-alemana-norteamericana, Hannah Arendt. La temática por abordar será el fenómeno del Totalitarismo.
1. La autora y su obra.
La autora es una de las
destacadas escritoras que ha reflexionado ampliamente sobre el tema. Publicó su
obra, “Los Orígenes del totalitarismo” [i] en 1951. Su análisis busca comprender el fenómeno y sus repercusiones, tanto
históricas, como políticas-filosóficas)
Es una obra escrita bajo la
conmoción existencial que produjo en el ser de la autora el impacto de los
hechos. Cuestión que se manifiesta en sus escritos y en su reflexión. Lejos
esta de ser un “análisis distanciado” con pretensiones academicistas. Al
contrario, es la reflexión de aquel que vivió de cerca los hechos y sus
consecuencias; más no por ello los escritos no dejan de tener el rigor
intelectual y filosófico (podemos decir también del científico) del que busca
comprender la historia y sus desenlaces.
En el primer volumen (el antisemitismo) encontramos, además del prólogo al capítulo específico, el prólogo dedicado a la primera edición norteamericana. Prólogo sintético que podemos leer como el “Prólogo General de la obra” escrito en 1950. [ii]
Como prólogo, más que un preámbulo a un amplio
ensayo, es una especie de manifiesto existencial frente a un mundo que ha
llegado a un punto de inflexión en su bancarrota. Las frases contenidas en el
son directas, desgarradoras; dichas sin tapujos; desnudan la realidad del mundo
y al tipo de hombre que la ha configurado.
* “Dos
guerras mundiales en una sólo generación…”
* “Ya no esperamos una eventual restauración
del antiguo orden del mundo,…
* “… la masa de los 5 continentes
arrojados a un caos producido por la violencia de las guerras y las revoluciones y
por la creciente decadencia de todo lo
que queda…”
* “… contemplamos el mismo fenómeno:
expatriación en una escala sin precedentes y desarraigo en una profundidad
asimismo sin precedentes”
* “El designio totalitario de conquista
global y de dominación total ha sido el escape destructivo a todos los callejones sin
salida”
La obra de la autora gira
en torno al fenómeno del Totalitarismo y sus diversas manifestaciones. Sus
reflexiones tienen un significativo impacto en el actual modo de pensar y hacer
la política; así como en el carácter de los presupuestos filosóficos del actual
que-hacer político.
Así pues, el totalitarismo,
en tanto que temática abordada por la autora, va más allá del libro que lleva
por título, precisamente, “Los orígenes del Totalitarismo”, que cruza toda su
obra, tanto de manera directa como de manera transversal.
Arendt es una de las
destacadas autoras cuya reflexión en torno al tema es de profundidad tal que
destaca entre los diversos estudios realizados hasta ahora. La obra se
despliega a través de 719 páginas, distribuidas en tres volúmenes:
Antisemitismo, Imperialismo y Totalitarismo.
2. Comprensión general
de la expresión totalitarismo.
El totalitarismo como
concepto es equivoco. Las ideas que comúnmente se tienen de él conducen a
diferentes perspectivas de comprensión. Erróneamente se la hace homologar con
tiranía. Por lo general hay movimientos y regímenes y tendencias ideológicas,
que según sus políticas o prácticas se les denomina totalitarios porque su
ejercicio atentan contra las libertades democráticas.
Es común encontrar que se
asigna tal denominación a gobiernos cuya manifestación de poder frente a la
sociedad es férrea y restringen las libertades democráticas. En muchos casos se entiende como sinónimos
dictadura y totalitarismo; si bien ambos sistemas conceden un poder ilimitado a
un líder se diferencian en los proyectos políticos que cada uno de ellos tiene
o propone.
El sentido del término es
nuevo, aún cuando en la antigüedad pueda encontrarse ejemplos de este tipo de
regímenes. El totalitarismo tal y como hoy se le conoce hizo su aparición
durante el siglo XX. Nace en el marco de la lucha política; más tarde será
asimilado por la academia universitaria.
Quién por vez primera uso
el termino; por supuesto, con un sentido distinto al que hoy se le da, fue el
dictador italiano Benito Mussolini (1883-1945) que llamo a su doctrina
fascista. Su eslogan era:”Todo en el Estado, todo para el Estado. Nada fuera
del Estado, nada contra el Estado”.
Podemos decir, de manera
general, que el totalitarismo es una forma específica de dictadura. Una forma
particular de organización del Estado con énfasis rigurosos de administración y
control férreo en lo territorial, la población, la justicia y los poderes
públicos. El totalitarismo es pues, incompatible con la democracia. Estudiosos
del tema fueron, entre otros, Jacques Maritain /1882-1973); Max Hokheines
(1895-1973) y la escuela de Franforurd; Hannah Arendt (1906-1975), entre otros.
Podemos enunciar algunas
características generales de totalitarismo, como aproximación a su concepto:
1. Es una concepción
dictatorial del Estado, por tanto de su gestión. 2. Suele dirigir un líder
carismático con demasiado poder y prolongado tiempo en su dominio y control. 3.
Suelen gobernar por un partido único. 4 Establecen procesos crueles y
peligrosos de ingeniería social. 5. Mantienen permanentemente la censura como
el control social, así como el procedimiento de expropiaciones de bienes. 6. El
irrespeto a los derechos humanos es una constante. 7. En nombre de la justicia,
soberanía o del partido, pueden cometer crímenes, justificados en la protección
del Estado.
3. Hannah Arendt, una
visión del totalitarismo.
La reflexión de Hannah
Arendt sobre el totalitarismo parte de su experiencia vital, en tanto que
judía. En sus años de escuela recibió de su madre la orientación de “si era
atacada como judía, debía defenderse como judía”; cuestión que revela el clima
vivido por esa comunidad en la Alemania de principios del siglo XX. Durante
esos años se sabe perteneciente a una comunidad judía, más no era lo suficiente
consciente de lo que ello implicaba para su realidad personal, social y
política.
Sus años de formación la
llevan por los senderos del pensamiento filosófico, en los cuales se destaca; tanto en sus estudios
como en las relaciones intelectuales y el universo cultural en general del cual
formó parte.
El contexto donde se va
desarrollando y que forma parte de su entorno, está conformado por
intelectuales reconocidos que luego serán referencias como investigadores y
filósofos de Universidades alemanas.
Según algunos biógrafos, su
interés por su personalidad judía es tardío. Vivió el período donde se agudiza
la represión y persecución a los judíos. Esa realidad la impulsa a trabajar en
defensa de la población judía, colaborando con varias organizaciones que buscan
resistir como judíos ante la represión del Estado.
El hecho de ser perseguida
y expulsada de su país, hechos que suceden hacia el año 1932-1933 con el
desarrollo del nazismo y el ascenso al poder de Hitler, hacen que se radicalice
su conciencia de judía.
El hecho definitivo que
marca su consciencia y su condición de judía es la expulsión del país en 1933 y
más tarde, en 1937, cuando se le retira la nacionalidad alemana convirtiéndose
en una apátrida, obligada a cruzar los caminos del destierro convertida en
refugiada, llegando a EE.UU, donde consigue la nacionalidad norteamericana 14
años después (1951).
En su periplo de apátrida
lucha, reflexiona y escribe sobre la condición de los judíos, buscando
explicación de los hechos que dolorosamente marcan al mundo europeo en general
y el alemán en particular. Busca afanosamente explicación al hecho de la
aparición de ese fenómeno del poder que caracterizó como totalitario. De allí
la obra que escribe y edita en 1951: “Los orígenes del Totalitarismo”
4. De los primeros
escritos políticos.
La década del 20 se
manifiesta en “crescendo” la reacción anti-judía que se agudiza tras el
desarrollo del nazismo en Alemania. Este período es abordado como actividad
militante y de escritora de Hannah Arendt frente a la segregación y la
represión a los judíos. Este contexto de lucha es el que marca la reflexión de
la autora y por tanto sus escritos, tanto de artículos de revistas y prensa,
como la obra escrita.
Para 1929 está trabajando
en “La vida de una Judía”, libro que concluirá en los EE.UU. Del mismo modo, el
libro “La tradición oculta” recogerá escritos de 1932 y 1945, que se publicaron
en 1948.
Estos trabajos realizados
en el marco de la actividad militante y la reflexión política, podemos
caracterizarlos como precedentes a su reflexión de conjunto en torno al
fenómeno del totalitarismo recogido en su obra de 1951. Así pues, la reflexión
de Arendt gira en torno a la defensa que como judía debía hacer la comunidad,
tal y como su madre se lo indicara en su período de niña cuando iba a la
escuela.
La autora escribe en el
ámbito del ensayo. Es importante tomar en consideración que su reacción y
reflexión no es reactiva. En sus escritos se manifiesta la postura del que busca el sentido de comprensión de la
totalidad del hecho político y universal de la cuestión histórica que estaba
viviendo la comunidad judía. El Paria y el advenedizo, serán categorías desde
la cual reflexiona. Otros autores, como Max Weber también lo hacían.
5. Génesis de la obra
La experiencia vivida por el
desarrollo del hecho totalitario generó un amplio movimiento de desplazados judíos,
cuya consecuencia política era la pérdida de sus derechos ciudadanos, de su ser
ciudadano. El caso de los apátridas se hizo un hecho social general, hecho que
fue adquiriendo una relevancia hasta entonces desconocida. Arendt reflexiona
sobre esta experiencia de la masa de pobladores. Comprende que ha ocurrido un
cambio político-social radical con la situación vivida por la población.
Tradicionalmente se
entendía que el refugiado era una persona que debía salir de un país a otro que
le brindaba protección, a causa de sus ideas o por sus acciones políticas,
perdiendo así todos sus derechos civiles y políticos. Ahora la cuestión había cambiado
radicalmente, el refugiado ahora lo representaban personas en masa que estaban
obligadas a salir de los países por ser quienes son, por su identidad y no por
profesar ideas o realizar determinados actos políticos.
La búsqueda de respuesta al
fenómeno histórico, al que se enfrenta la autora, le lleva a comprender que los
hechos indican que se ha ido más allá de la expresión de políticas clásicas de
una dictadura. Que se está en presencia de un fenómeno más complejo que lleva a
un nuevo estadio histórico que trasciende las formas tradicionales de las
manifestaciones del poder. De ese análisis emergerá una respuesta que se
plasmará en “Los orígenes del Totalitarismo”.
Los estudios en torno a las
diversas cuestiones vividas por el pueblo judío no quedan, dada la reflexión de
la autora, sólo en el marco histórico o sociológico del fenómeno. Comprende que
lo descubierto en la experiencia del nazismo se torna un problema general que
dejo de ser materia exclusiva del pueblo judío, que el hecho puede ocurrirle a
cualquier otro pueblo o comunidad humana. Este fenómeno le hace plantear que esta
frente a un complejo problema que implica la teoría política.
6. Evolución y
repercusiones de la obra
Según vemos este primer
período de lucha y escritura desemboca en un segundo momento, si podemos decir
así, que va a complementarse o es punto de partida para constituir el
planteamiento general que la autora hace sobre el totalitarismo.
“Los orígenes del
totalitarismo” es una obra que ha recibido muchas críticas, que ha sido
sometida al juicio de críticos, especialistas y políticos. Como queda dicho, la
obra consta de tres grandes partes que conforman los volúmenes: Antisemitismo,
Imperialismo y Totalitarismo.
A partir de su primera
edición fue retocada, ampliada y revisada en dos oportunidades. La reflexión
posterior de la autora. en torno a diversos temas de la temática, continuaron
en otros trabajos; unos como productos subyacentes en los planteamientos del
libro, otros como clarificación y respuestas a la crítica.
7. “Los orígenes del
totalitarismo”.
7.1. Primer
volumen, Antisemitismo.
La autora reflexiona en
torno al antisemitismo durante los siglos XVIII y XIX. Encuentra como
explicación la relación establecida por los judíos con la Nación-Estado, donde
actuaron como prestamistas. Este papel lo perdieron en el período anterior a la
primera guerra y por tanto no pasaron a ser factor integrante del proceso
capitalista imperialista que se estaba consolidando. Vivían además la
consecuencia que como pueblo se encontraban alejados de sus propias
tradiciones. En general fueron vistos como gente con dinero pero que no
representaban ningún poder; por supuesto, se entiende que se refiere a los
sectores pudientes de los judíos ya que sectores populares y marginales también
hacían parte de la comunidad judía.
Otro aspecto fue el proceso
de asimilación que como pueblo judío vivieron. La sociedad no admitió a los
judíos en general, sino a sus personajes excepcionales: Artista, intelectuales
gente adinerada; cuestión que llevó al pueblo a estar dividido en parias y advenedizos.
Los judíos provenían de una
tradición que carecía de conciencia política; por tanto, no supieron ver la
tensión creciente que operaba entre el Estado y la Sociedad. No supieron ser
conscientes de las circunstancias que le convirtieron en el centro del
conflicto alemán.
En este proceso de asimilación
el pueblo judío perdió el sentido de judaísmo; es decir, del contenido que le daba
categoría de pueblo con su religión, y apareció la judeidad, como manifestación
de un conglomerado o masa así identificada como característica principal. La
respuesta que encontraron los judíos de la sociedad que habitaron fue el
anti-semitismo de la última parte del siglo XIX.
7.2.
Segundo volumen, Imperialismo.
La autora señala tres ejes
sobre los cuales se vertebra y justifica el modelo imperialista de dominación:
La raza, donde se establece la diferencia del mundo en base a razas superiores
y razas inferiores. El beneficio a cualquier costo como motor de la producción
capitalista. La búsqueda de la felicidad que lleva a la expansión por la
expansión del capital y el poder.
El período de irrupción imperialista se da a finales del siglo XIX y comienzos del XX. El mundo se caracterizaba por un paz europea, los frutos de la rebatiña del África, el desarrollo del control en Asía, el surgimiento del imperialismo norteamericano, luego, la aparición del imperialismo continental producto de la caída del imperio Astro-Húngaro tras la primera guerra y el surgimiento de los Pan-movimientos.[iii]
Destacamos algunos
elementos que definen el imperialismo según la autora:
La definición de realidad
política, desde el concepto de raza, ataca de plano la idea de democracia e
incrementa la dificultad conquistar la igualdad.
La sociedad de masas (la
chusma en el lenguaje de la autora) despersonalizada, manipulada, sumida en la
irresponsabilidad social y política, que carece de rasgos distintivos puede
generar un fuerte despotismo.
El poder del Imperialismo
lleva a la idea que el valor del ser humano es el precio que pone el comprador.
El poder es el dominio
acumulado sobre la opinión pública lo que le permite fijar los precios,
convirtiéndose así en el deseo fundamental de todo ser humano.
Una filosofía política.
Todos los seres humanos son iguales en su aspiración al poder, porque todos son
igualmente capaces de matar al otro.
El estado aparece por la
delegación del poder y detenta el monopolio de la capacidad de matar, lo que
ofrece la seguridad de la ley.
La sociedad hace que el
individuo se centre en su vida privada y se relaciona con los otros mediante la
competencia, de la que quedan excluidos los desgraciados y fracasados que no
tienen nada que ver con la seguridad del Estado que no se ocupa de ellos. Son
los que están “al margen”
Esta noción de poder y la
política suponen una ruptura con la tradición occidental que considera fundamental
el derecho y la libertad y la sustituye por la relación de poder que es siempre
inestable y da lugar a una progresión infinita. La expansión lo es todo.
La teoría de progreso está
profundamente vinculada al imperialismo.
Desde el siglo XIX se percibe
la decadencia del género humano. La liquidación es la forma más radical de
dominio del poder.
7.3. Tercer volumen,
Totalitarismo.
La autora plantea, como
esencia del totalitarismo las siguientes premisas: La alianza del “populacho” y
las élites. El papel de la propaganda. El modelo organizativo totalitario de
organizar el Estado. La importancia dada a la policía política secreta. Todos
estos elementos en su conjunto dan la dominación total, representando la
esencia del poder totalitario.[iv]
Arendt caracteriza tanto al
nazismo como al estalinismo como dos modelos de totalitarismo de diferente
orden ideológico.
Algunos autores plantean
que por ese hecho el libro pierde coherencia o unidad. En este sentido la obra
muestra deficiencia dado que no responde para hacer explicar el estalinismo,
según esos autores.
La autora, según algunos
biógrafos, fue consciente de esa carencia que trato de subsanar emprendiendo
estudios sobre el pensamiento de Marx. El trabajo no fue concluido, quedando
algunos textos en torno a Marx y el pensamiento occidental. [v]
Señalamos algunos de los
elemento manejados por la autora en torno a la perspectiva totalitaria.
La sociedad totalitaria es
una sociedad enmarcada por la carencia de intereses comunes. Como forma de
gobierno comienza con la destrucción de las clases constituyéndola en masa a
través de la alianza entre populacho y élites conduce a una sociedad enmarcada
por la ausencia de intereses comunes.
La organización totalitaria
una vez establecida en el poder,
adquiere la forma de una cebolla cubierta por capas, cuyo rasgo característico
es la multiplicación de organismos. Promueve la atomización, el fanatismo y la
manipulación por parte de medios y propaganda. El objetivo buscado es la
eliminación de la espontaneidad humana, estableciendo una geografía ideológica
racial. Elimina la responsabilidad.
El lugar para la puesta en
marcha y experimentación de tales ideas fueron los campos de concentración. En
los campos de concentración los hombres dejaban de pertenecer al reino de los
vivos para pasar a través del terror al olvido. Esta experiencia contiene la
aparición más radical del mal. La dominación total.
La muerte de la persona
jurídica, el asesinato de la persona moral, haciendo posible el martirio,
convirtiendo la muerte en anónima, dividiendo la línea entre el asesino y la
victima. La muerte de la individualidad mediante el sufrimiento físico destruye
la espontaneidad, la capacidad de comenzar algo nuevo a partir de sus propios
recursos.
Quiere mediante el terror
eliminar la pluralidad, y por ello promueve el aislamiento y la soledad. La
destrucción de la esfera política de la vida humana y la desaparición de la
vida privada. Un ser superfluo significa no pertenecer en absoluto al mundo.
8. Perspectiva Arendtiana
frente al totalitarismo.
La perspectiva de mundo que
proclama la autora, es todo lo contrario a lo que denuncia de la realidad que
crea el totalitarismo.
Arendt proclama la apertura
de un espacio cuya aparición esté garantizada por la natalidad. Con cada
nacimiento nace un nuevo comienzo y surge la existencia de un nuevo mundo.
El análisis del
totalitarismo de la autora pretende llevar a que se asuma una posición crítica
frente al hecho totalitario y lleve a la necesidad de una reflexión política
que destruya la idea de poder con referente a la violencia.
La idea del poder
Aredtianiano está fundamentado en la formación de una voluntad común adaptada
al entendimiento. Dicho de otra manera, el poder no es ejercer violencia sino
que deriva de la capacidad humana de una acción en común.
La idea de democracia esta
concebida bajo un espacio político en
donde el poder no sea ejercido a través de la violencia sino todo lo contrario,
siendo el fruto de una acción concertada.
La idea de poder es la
coacción no coercitiva, sino la acción
concertada. Para el caso que fuera necesario una acción institucional de
regulación (no control) de las ideas, había que establecer un espacio público
que garantice la igualdad política de todas las ideas, así como las otros
ámbitos de libertad: derechos civiles, de las minorías, de los refugiados; así
como asegurar la máxima del disentir.
En este sentido tendría que
ser una sociedad democrática que asegura y favorece los debates, la asociación
de los ciudadanos y el desarrollo de las diversas formas de acción común.
[i] Hannah Arendt. Los orígenes del totalitarismo. V1/ V2/ V3/ Ed. Castellana: Alianza Editorial, S.A., Madrid, 1981, 1997, 1998, 2000. España.
[ii] Hannah Arendt. Los orígenes del
totalitarismo. V1.Ed. Castellana: Alianza Editorial, S.A., Madrid, 2000.
España. Pág. 11.
[iii] * En la introducción
al capítulo 5 “La emancipación política de la burguesía”, la autora caracteriza
en una apretada síntesis el período de gestación, formalización y trasformación
histórica que dará paso al mundo moderno tras el estallido de la segunda guerra
mundial donde por vez primera se institucionaliza un orden mundial bajo el
dominio de los grandes centros de poder imperial que dominan el mundo.
* Hannah Arendt. Los
orígenes del totalitarismo. V3. Ed. Castellana: Alianza Editorial, S.A.,
Madrid, 2000. España. Pág. 205.
[iv] Hannah Arendt. Los
orígenes del totalitarismo. V4.Ed. Castellana: Alianza Editorial, S.A., Madrid,
2000. España.
[v] Este aspecto es crítico. Forma parte del
debate histórico como político-ideológico. Sin embargo, el análisis de Arendt
respecto al Stlinismo y su homologación con prácticas realizadas por el nazismo
no queda invalidada por la crítica. Es un aspecto que requiere de un análisis
más amplio que desborda los límites del presente trabajo.
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