El presente artículo ha
sido escrito en el marco del Seminario “Sentido Común” realizado en la Universidad
Central de Venezuela U.C.V. Se aborda esa temática a partir de contrastar dos
filósofos y dos filosofías: René Descartes y Hannah Arendt.
El marco de la
reflexión son los hechos que configuran la cotidianidad humana. Hechos que recorren la modernidad hasta
nuestra contemporaneidad, en las expresiones de la política desde una lectura
desde la filosofía. Se contrastan ambos
autores, señalando el horizonte político que emerge como Sentido Común desde la
perspectiva de ambas filosofías (*).
El contenido del
artículo se despliega como sigue: 1. El mundo en sus cambios históricos / 2.
Momentos vitales de la cotidianidad / 3. Se gesta la modernidad. / 4. Descartes, Arendt, dos contextos
diferenciados. / 5. Cogito y Pluralidad, dos categorías que se contrastan / 6.
Horizontes de la filosofía política. / 7. Saber y muchedumbre en el ámbito de
lo democrático. / 8. Sentido Común y Política. (**)
1. El mundo en sus
cambios históricos
Decir que el mundo ha
cambiado es una verdad de Perogrullo. La comprensión de los cambios operados,
en tanto que fenómeno histórico y su impacto; tanto en la reproducción de la
vida como para la conservación de la especie humana, no es algo que podamos
decir que ha sido comprendido y asumido por el hombre, en toda su dimensión y
repercusiones a la especie humana. La conducta humana internacional, frente a
los acontecimientos actúales y sus consecuencias irreversibles son, para
decirlo en palabras de Hannah Arendt,“… un insulto al Sentido Común”.
La humanidad, a juicio de historiadores, registran dos momentos espectaculares, fundamentales, en cuanto a cambios de radical significación y trascendencia, que han partido en un antes y un después la historia. El primero ocurre en la antigüedad griega con Sócrates; el segundo al comienzo de la modernidad con Descartes. Podemos agregar un tercer momento: ¡nuestra contemporaneidad! Nos referimos, tal y como nos lo señala la escritora Hannah Arendt en su caracterización del mundo actual: “La modernidad llega hasta principios del s XX y el mundo actual comienza a partir de los primeros estallidos de las bombas nucleares” en la mitad del s XX”.
Estos cambios, cuya
significación transformadora han sido extraordinarios, impelen a la comprensión
del mundo actual y del sujeto en torno al cual
orbitara la realidad: ¡el hombre! Sócrates da vuelta al pensamiento
pre-socrático que estaba centrado en torno al descubrimiento de la naturaleza
y lo transforma entonces en el pensar
frente a la ética, la verdad y el hombre. Descartes rompe la estructura del
pensamiento medieval con un proceso de reflexión introspectivo que lleva a
rehacer la filosofía a partir de la búsqueda de lo verdadero, desembocando la
reflexión en torno a las categorías de
Pensamiento y Existencia como plataformas desde donde podrá comprenderse
la realidad desde una nueva filosofía.
Arendt, ante la crisis
del mundo como producto de la razón moderna, cuya manifestación más evidente
fue el holocausto judío a mitad del s XX; retoma los presupuestos filosóficos
de ese pensar moderno y cambia radicalmente el horizonte de lectura con que
hasta ahora habíamos leído la historia.
Nuestra realidad,
perteneciente al contexto de la contemporaneidad, pone de manifiesto las más
diversas e insólitas situaciones de la cotidianidad convertidas en hechos
extraordinarios. Hechos que son producto del desarrollo de la ciencia y las
nuevas tecnologías, que configuran un mundo cuyas consecuencias para la vida
humana y el destino del hombre, en tanto que sujeto histórico, se hace cada vez
más incierto.
Esta realidad nos
interpela y pone a la política, según Hannah Arendt, en el centro de la escena, dada la necesidad
de decisiones reguladoras y de control del horizonte humano, necesarias como
nunca antes, en pro de la vida del hombre.
Las siguientes líneas
pretenden mostrar algunos elementos que conforman ese nuevo cuadro de relectura
de la historia del pensamiento humano que nos exige la actual realidad.
2. Momentos vitales de
la cotidianidad.
A pesar de los
profundos cambios operados en el mundo, la percepción que sobre ellos tiene la
población en general es de aceptación tácita; es decir se toma de manera
práctica, reconociendo el sentido utilitario del los hechos sin entrar en
tantas explicaciones. Hace uso, por ejemplo, de un teléfono móvil que lo pone
en contacto con el último rincón del mundo sin explicarse como ocurre tal
fenómeno.
En lo
fundamental, lo vital de la cotidianidad es la misma; es decir, la lucha por la
supervivencia; sin embargo sus expresiones son radicalmente distintas, aún
cuando en general se asumen como algo “natural” de la evolución; por tanto, la
gente asume que los hechos y situaciones que vive no tienen nada que ver con el
pasado.
El caso del obrero
petrolero. Paredes fue una vieja gloria del deporte nacional, se formó en los
campos petroleros zulianos. Un día le
toco dejar el trabajo en “Las compañías extranjeras” y se vino al centro del país, a un pueblito fronterizo con la capital del Estado
Lara. Allí rehízo su vida y su
cotidianidad como ex-obrero petrolero y
“gloria deportiva jubilada”.
Los fines de semana,
guardando una vieja tradición popular, se reunían en el garaje de su casa, tipo
vivienda rural, y allí circulaban en torno a la mesa las parejas de jugadores
de dominó. “El que perdía se paraba…” Paredes tenía como pareja a su nieto. La
particularidad del caso era que el muchacho vivía en España y gracias a las
nuevas tecnologías podía ser pareja de domino de su abuelo. El hecho no causaba
ningún “asombro”, como dirían los “maracuchos”, entre vecinos y jugadores. Eran
un hecho que a los ojos de todos les parecía “normal”.
Sin embargo, puestos a
observar el hecho con ojo crítico, se está ante un hecho extraordinario que
rompe todo esquema tradicional de convivencia. La concepción que todos hemos
tenido por espacio y tiempo se ha transformado radicalmente. La percepción
humana de lejanía y cercanía han entrado a configurar una nueva relación. El
sentido de la relación familiar entró en una nueva dimensión, los problemas
vitales cotidianos adquieren nueva forma y el sentido común con que valoramos
los acontecimientos se transforma de manera radical. Al mismo tiempo en que el
hecho se considera “normal” estamos en presencia de una nueva forma de
cotidianidad vital que implica nuevas
formas de compresión de los fenómenos del hecho humano y el perfil del hombre
actual.
En períodos anteriores,
antes de la explosión de las nuevas tecnologías, se reflexionaba sobre los
cambios que impactaban la naturaleza de manera significativa. El hombre se
sentía impotente a merced de la
naturaleza. La literatura telúrica registra muchas de las manifestaciones de
estos cambios. Recordemos la frase con que terminaba la novela
latinoamericana, La vorágines: “Se los
trago la selva”. Novela del colombiano Eustaquio Rivera, escrita en la primera
parte del siglo XX. El hecho es que de
la imponente fuerza y poder con que se caracterizaba a la naturaleza, se
transformo en una entidad débil que reclama protección frente a la conquista y acción
depredadora del hombre moderno.
Hannah Arendt, ante el
lanzamiento de un objeto fabricado por el hombre y puesto a circular en la
esfera terrestre, dentro de las mismas leyes que rigen el espacio; se
sorprendía de la pretensión del hombre de dejar de estar “preso de la tierra”,
para transformarse en un ente universal, sin estar preparado para ello. Ello
ocurría en la segunda mitad del s XX.
Estos hechos que son historia, así como y el
contraste de la cotidianidad de Paredes en su pueblo-universo, nos muestran el
salto cuantitativo de los cambios producidos por las nuevas tecnologías
constituyendo una nueva era cuyo eje central son las tecnologías y una ciencia
de “inteligencia artificial” que, según algunas opiniones, la cual forma parte
del debate, van a remplazar al hombre.
3. Se gesta la
modernidad.
Se registra como “mojón
histórico”, en torno a el cambio de Era representado por la modernidad,
teniendo en cuenta que toda demarcación histórica no es más que una convención
utilizada como recurso para el análisis, una filosofía y un contexto histórico
específico. El Renacimiento viene a ser
una especie de período histórico que
funge como transición o bisagra entre la larga Edad Media y el nuevo ciclo
histórico que se gesta.
Descartes se nos
presenta como el punto de partida de una filosofía que regirá el pensamiento de
este “nuevo mundo. Hecho, que a pesar del consenso general entre historiadores
y eruditos, no deja de ser polémico; con lo cual hoy adquiere nuevas
perspectivas de reflexión.
Frente al contexto,
donde se desarrollan los acontecimientos, varios factores son indicadores del
cambio y devenir que ello conlleva. Arendt al respecto nos dice:
Tres grandes
acontecimientos se sitúan en el umbral de la Época Moderna y determinan su
carácter: el descubrimiento de América y la siguiente exploración de toda la
tierra; la Reforma, que al expropiar las posesiones eclesiásticas y monásticas
inicio del doble proceso de expropiación individual y acumulación de riqueza
social; La invención del telescopio y el desarrollo de una nueva ciencia que
considera la naturaleza de la tierra desde el punto de vista del universo”
(Capítulo V. La condición Humana).
Estos acontecimientos
marcan un impulso extraordinario al proceso de cambio del mundo, así como la
transformación de la visión del hombre
como centro del mundo. Mirar el
universo contemplado por un instrumento construido por el hombre, y no a partir
de un texto sagrado, transformaba al ojo humano en un órgano
extraordinario capaz de contemplar
directamente el universo. Así pues, los personajes protagonistas de los hechos
son: Martín Lutero, Galileo Galilei, y los navegantes exploradores,
personajes todos pertenecen a un mudo
pre-moderno.
Dentro de la polémica
de períodos históricos, nuestra autora nos dice que estos hechos no pueden
llamarse acontecimientos modernos. No pueden explicarse por una cadena
histórica causal. Cuestión que plantea la complejidad de la determinación de
períodos históricos y procesos causales que encontramos en las demarcaciones
históricas.
4. Descartes, Arendt,
dos contextos diferenciados.
El advenimiento de la Modernidad requirió la superación de un modo de pensamiento que
había perdurado por casi un milenio, y cuya razón única y central estaba basada
en el estudio y contemplación de Dios. Si se le concibe como la causa del mundo, quiere decir entonces,
que toda manifestación de la naturaleza, de los atributos del hombre y de su
circunstancia vital, debe ser considerada como efectos de una causa única y
principal que se denominaba Dios.
La Edad Media centraba
el saber en un eje central, el conocimiento de Dios; a partir de allí podía
entonces explicarse todo los hechos y circunstancias del mundo y del hombre. De
esta manera la filosofía como saber privilegiado paso a un segundo plano y el
saber principal y la disciplina que lo ejerce era por supuesto, la teología.
Un cambio de una
estructura de pensamiento que había sido desarrollada durante casi un milenio,
no era fácil de superar. Al interior de ese sistema, de esa estructura
político-religiosa-social, se habían desarrollado también tendencias y
perspectivas de una ciencia que se desarrollaba lentamente, además de los
cambios generales que la realidad obligaba, tal y como hemos ya señalado,
produjeron un clima que unido al contexto general del mundo posibilito el cambio.
Esta realidad es compleja y requiere de una lectura en profundidad para
entender tal proceso tan complejo. La perspectiva de Voltaire frente a la Edad
Media debe ser interpretada con cuidado; opinaba frente a este período histórico. que fue una
larga noche negra donde no hubo nada interesante. En todo caso, este es el
contexto donde se encuentra Descartes para erigir su filosofía.
El filosofar y los
filósofos son el producto de un recorrido histórico y personal en un contexto
específico, con sus particularidades y sus implicaciones en el hombre que busca
comprender su tiempo, su historia y sus circunstancias. Dicho de otra manera,
cada filósofo es el producto de su tiempo y de la voluntad de transcenderla.
Descartes (1596-1650)
se encuentra en el siglo de las transformaciones y del cambio de Era. Ese fue
el tiempo que moldeo la circunstancias y la vida del filósofo. Fue un pensador
físico-matemático que formó parte de los hombres de esa época que cultivaban la ciencia con un lenguaje
científico que posibilitaba decodificar la naturaleza y el mundo. Un mundo
cuyos códigos tradicionales no respondían a la comprensión del mundo que se
abría a nuevos horizontes del conocimiento y el saber; contexto pues, donde
surge las nuevas perspectivas del filosofar y sus filósofos.
El transcurrir de la
vida de Descartes fue pues un contexto donde predominaba la búsqueda del
conocimiento científico y la experimentación. Un mundo constituido por hombres
que renovaron la ciencia de su tiempo. Un mundo donde predominaba la reflexión
y para ello el modelo por excelencia era el aislamiento del pensador y la
soledad vital para el cultivo del pensamiento. Descartes se refugia en Holanda
como país de mayor tolerancia dada las confrontaciones religiosas y políticas y
desde ese espacio se dedicara a sus reflexiones desde un modo de introspección.
Para Arendt (1906-1975)
el contexto y la implicación para la autora es totalmente diferente; otro punto
de partida que le hace llegar a la filosofía. Si Descartes muere en 1650, la
muerte encuentra a Arendt 325 años
después. Habían transcurrido dos siglos y un cuarto de desarrollo y expansión
de un modo civilizatorio denominado modernidad, donde ocurrió el despliegue de
la razón, la ciencia y tecnología como mecanismo de transformación del mundo.
Arendt inicia su
relación con la filosofía hacia el fin de la modernidad. Tendrá una formación
clásica con aquellos filósofos que buscaban, al igual que la tradición, la
construcción de una filosofía en el marco de un sistema de pensamiento. Heidegger,
Husser, K. Jasper… serán con los principales filósofos de su época con que se
forma. Del mismo modo se apasiona en el conocimiento de la antigüedad griega y
latina. Su tesis, hecha libro, gira en torno al “Amor en San Agustín”. Como se pondrá de manifiesto
más tarde, al desarrollarse el s XX, el período cambia de enfoque; la filosofía
que emerge, si podemos decir así, es fractal; es decir no tiene que ver con los
grandes sistemas de pensamientos históricos clásicos.
El contexto
ideológico-social-histórico-político de la Europa de la época, en esa primera
parte del s XX y los acontecimientos que la caracterizaron; marcan de manera
vital y significativa a la autora. Hechos que le hacen cambiar de perspectiva
en ese primer horizonte del pensamiento
y su proceso de afirmación de su perspectiva intelectual. Su vida esta pues,
marcada por dos guerras mundiales, la emergencia de los totalitarismos como
nuevas formas de gobierno y manifestaciones del poder, el ascenso del nazismo
al poder y el holocausto judío, hecho que vivió directamente en tanto que judía
alemana.
La pregunta que emerge
y que le acompaño toda su vida fue: ¿Por qué el hombre y el mundo ha llegado a
donde ha llegado? Comprender esta razón se convirtió en el eje de su vida y su pensamiento. La realidad la
lleva al ámbito del pensamiento político; es decir, a la reflexión del hombre y
la sociedad a partir del hecho de la política y con ello negando la filosofía
política clásica como respuesta a la necesidad humana y la necesidad de
comprensión del hecho humano.
5. Cogito y Pluralidad,
dos categorías que se contrastan.
El mundo moderno es
cartesiano. El hombre tomo posesión del mundo a través del pensar, se convirtió
en centro del acontecer y determino el curso de la historia. El protagonista,
sin excluir el contexto y demás pensadores, fue Renato Descartes. Y su
filosofía, cuyo edificio erigió a partir de un encuentro con una verdad “clara
y distinta”, irrebatible de cualquier factor o genio maligno: “Pienso, luego
existo”. Proposición que define la filosofía cartesiana.
Después de varios
proyectos, en medio de un que-hacer físico-matemático, característico del
contexto Descartes se aísla, tanto físicamente como de los vínculos con el
mundo, en un proceso de reflexión que denomino “duda metódica, buscando una
verdad ineludible, irrebatible, sólida. En su aislamiento, con la soledad por
compañía, llega a una conclusión que no puede ser puesta en duda ni
cuestionada.
“Me he persuadido,
empero, de que no había absolutamente nada en el mundo, (...); pero entonces
¿no me he persuadido también de que yo no era? Ciertamente no; sin duda que yo
era,…”.
“…hay no sé qué
engañador muy poderoso y muy astuto que emplea toda su destreza en engañarme
siempre. Pero entonces no hay duda de que soy, si me engaña; y que me engañe
cuanto quiera, él no podrá nunca hacer que yo no sea nada mientras que yo
piense ser algo. “
“De manera que después
de haberlo pensado bien, y de haber examinado con cuidado todas las cosas, hay
que llegar a concluir y a tener como firme que esta proposición: «yo soy, yo
existo», es necesariamente verdadera cada vez que la pronuncie, o que la
conciba en mi espíritu.” (Meditaciones,
pág. 171)
Bajo esta perspectiva
del pensar se eliminan las percepciones provenientes de los sentidos. Lo
verdadero será, pues, la conclusión de un razonamiento que ha trascendido los
datos de los sentidos, bajo un proceso de ordenamiento y jerarquización
producido por la razón.
Esta perspectiva del
pensar es opuesta a la de Hannah Arendt. El punto de partida del pensar de la
autora es la Vita Activa; es decir, la del hombre y su circunstancia vital.
Categoría que conforman la labor, el trabajo y la acción. Categorías que son
fundamentales dado que “cada una corresponde a una de las condiciones básicas
bajo las que se ha dado el hombre la vida en la tierra.” (La condición humana)
Tenemos, pues, que el
punto de partida del filosofar aretdtiano contempla al hombre y el contexto en
que se determina a sí mismo. La Vita Activa contiene la carga histórica que
representa el hecho específico del juicio que se le hiciera a Sócrates; es
decir, el conflicto entre el filósofo y la polis. Dicho de otra manera, el
conflicto político que subyace entre la opinión del ciudadano y la ciudad en un
régimen no democrático.
Arendt nos dice que el
mundo es de naturaleza fenoménica. Todas las manifestaciones de las cosas
naturales y las artificiales tienen en común que aparecen; es decir, que son
captadas, percibidas por criaturas dotadas de órganos sensoriales adecuados. La
apariencia carecería de sentido si no existiesen criaturas vivas capaces de percibir,
reconocer y reaccionar. De las conclusiones de la autora: Ser y Apariencia
coinciden.
No existe nada ni nadie
en este mundo cuya misma existencia no presuponga un espectador. No es el
Hombre con mayúscula, sino la totalidad de los hombres que habitan este
planeta. La pluralidad es la ley de la
tierra. (La vida del espíritu)
6. Horizontes de la filosofía política.
Los historiadores nos
dicen que bajo la egida de la filosofía cartesiana se ha erigido la
civilización occidental y cristiana. Tras esa historia subyace las categorías
Saber y Poder las cuales representan la traducción política de tal filosofía,
constitutivas del desarrollo de las sociedades occidentales.
En la filosofía
cartesiana, en el Cogito, el Pensamiento, esta enlazado con la Existencia. Para
el caso de la perspectiva arentdtiana el
Ser y la Apariencia coinciden. Estamos, pues, ante dos puntos de partida
distintos; así como en el desarrollo de ambas perspectivas con sus puntos de
llegada diferenciados.
El Cogito nos remite a
un mundo donde el hombre está subordinado a un orden frente al cual tiene que
obedecer y aceptar. Es la misma perspectiva platónica de la República, que en
otro artículo hemos desarrollado y allí también coinciden Poder y Saber.
Perspectiva cartesiana que al igual que otros filósofos coinciden como
forjadores de la cultura política del mundo Occidental.
El espacio para ejercer
la política queda pues remitido al Estado, como instancia de su desarrollo;
donde la muchedumbre quedara subordinada, y por tanto, enajenara su libertad al
cederla al Estado y al grupo que controla el poder en este modelo de régimen.
En Arendt, siguiendo a
Aristóteles, el espacio para la política
está en la comunidad, en la muchedumbre, dada la diferenciación que se
da entre el ámbito de lo público y el ámbito de lo privado En el mundo griego
el ámbito de lo público aparece al emerger la Polis, la Ciudad-Estado. El
contexto tribal y el núcleo familiar pertenecen a lo privado, donde predominaba
la autoridad del jefe de familia, al cual se le debía reconocimiento, respeto y
obediencia. Con la Polis aparece un ámbito que va más allá de la dinámica y
necesidad familiar, donde los ciudadanos están al servicio de la Ciudad, más
allá del esfuerzo por la supervivencia y del cubrir las necesidades básicas de
sus miembros.
En la contemporaneidad
el espacio privado está representado por
la burocracia del Estado. Arendt nos dice que el derivar de la política hacia
la burocratización, ello implicó la privatización de lo político. En esta
cuestión es importante no confundir Estado y lo Privado. La democracia no
puede brotar ni de la empresa privada,
ni del Estado, ni de la Iglesia. En ellos la jerarquización, la obediencia es
un principio establecido inviolable, que de no cumplirse atenta contra la
estructura de ese sistema. Un modelo que niega la libertad de opinión, el
discernimiento y la crítica; como valores de la construcción de un modelo
social democrático.
Como valor del
conocimiento, en ese espacio público para el ejercicio de la política, es fundamental
la opinión y el disenso, por tanto, el juego libertario de contrastes de
opiniones. En ese contexto, en ese horizonte de acción emerge el Sentido Común
como forma de saber, que se conforma a partir del proceso del juego de
relaciones y el debate entre la muchedumbre o comunidad. Estamos pues ante la
reivindicación de un nuevo ejercicio del saber.
7. Saber y muchedumbre
en el ejercicio de la política.
Saber y poder son dos
categorías que están implicadas cuando el ejercicio de la política se concibe desde
un espacio dado. Dos categorías que emergen, en el caso del Estado cuando
representa el espacio para el ejercicio de la política imprimiendo su manto
ideológico y definiendo una perspectiva específica de saber que se ejerce desde
el poder del Estado.
Domina a la muchedumbre
al mismo tiempo que resguarda la seguridad del Estado. Un saber caracterizado
por su gestación a partir de individuos que saben, modelan y configuran las
características del Estado; es decir, un sistema a instituir y defender. De allí
el imperativo de la educación para trasmitir y educar la muchedumbre en el
respeto, aceptación y obediencia al sistema normativo establecido.
Desde la perspectiva de
la política que parte de la pluralidad y las relaciones entre los hombres,
donde las categorías Ser y Apariencia coinciden, el saber adquiere otra perspectiva y el poder
otro lugar de ejercicio de la política distinto al Estado.
Tenemos, pues, que en
la muchedumbre residirán las categorías de Poder y Saber entendidas en su
propio perfil político. Esta nueva ubicación del espacio político para el
ejercicio de la política marca radicalmente la configuración de una perspectiva
distinta a la ejercida desde el Estado.
El saber adquiere otra
dimensión, otra configuración. Se construye, no a partir de la elaboración de síntesis hechas por un
grupo de individuos expertos, sino a partir de las relaciones entre los hombres
y la contrastación de opiniones frente a su mundo y la cotidianidad que los
cobija. Es una manera diferenciada de la tradicional que tiene como centro un
solo centro o núcleo y se expande y difunde a los otros; es decir a la
muchedumbre.
Esta perspectiva de
saber reclama de la acción de un proceso colectivo de elaboración de ese saber.
En esa perspectiva de conocimiento emerge el Sentido Común como una condición
presente en la multitud, desde donde se erige tal saber.
8. Sentido Común y
Política.
Una lectura del Sentido
Común, desde el ámbito de lo público, en el que-hacer de la política, encuentra
nuevos horizontes en una vieja categoría que fue relegada y considerada menor,
dada su expresión impregnada por los sentidos que desembocan en la conformación
de verdades aparentes o falsas.
En la perspectiva de
Arendt, en lo público reside el espacio para lo político y con ello, el
“filósofo rey”, parodiando a Platón, se desplazaría a la muchedumbre; es decir,
abandonaría el ámbito de lo privado, de lo familiar, y el conocimiento va a
formarse a partir de las relaciones entre los hombres que conforman la
muchedumbre y no “el filósofo rey” o
grupo dirigentes que son quienes poseen el saber.
El saber desde el
ámbito de lo público en su conformación abandonaría el aislamiento, la soledad,
su sentido introspectivo y pasa a ser elaborado por la muchedumbre, a partir de
las relaciones entre los hombres. Ese saber subjetivo existe entre los individuos al formar
comunidad, y se le identifica como Sentido Común. En una definición general,
sería “el conocimiento del conocimiento”.
Hay que considerar que
tal categoría ha estado presente en todos los espacios donde se ha configurado
la “Razón”. En cada etapa histórica ha tenido una característica específica,
como manifestación del saber, a partir de lo que hoy llamamos Sentido Común. Se
puede constatar, que mientras menos sofisticadas han sido las sociedades, el
Sentido Común se ha expresado de manera más nítida, más clara y se le podría ver configurada en esa muchedumbre o
comunidad, a partir de lo cual se expresaba una voz subjetiva humana que
alertaba, señalaba limites, en torno a hechos o potenciales eventos humanos, o
acciones sociales.
Hoy, en nuestra
contemporaneidad y su expansión tecnológica emerge un ente que opera como
mediador entre el hombre-muchedumbre y la expresión del Sentido Común. Es
decir, hoy la comunidad al abordar, desarrollar la opinión común tiene que
pasar por un mecanismo intermediario:
¡La Internet!
La génesis de un
Sentido Común mediado por las tecnologías, se corresponde con la modernidad y el desarrollo de las
nuevas tecnologías. En este sentido se constituye como un constructo social
variado y diferenciado que se configura a partir de una valoración de los
hechos que modelan la idea de la muchedumbre o comunidad.
Este “Sentido Común
Intermediario” le caracteriza el hecho de tener una especie de fuentes de
conocimiento, valores, ideas… que se refieren a un Universo de cosas que
“saben”. En segundo lugar, el conocimiento no parte de la subjetividad del
individuo, sino del grupo social conformado por la red de Internet (que va más
allá de lo geográfico o clase), el cual viene a representar “lo natural”
Esta complejidad
contemporánea hace de esta categoría un elemento que emerge en el que-hacer del
espacio político y que Arendt a develado como horizonte de la política. La
autora, a partir de I. Kant y la “Crítica de la Facultad de Juzgar” refiere la
perspectiva de reflexión como una interpretación de la estética y el arte a la
política.
Dado el límite del
presente ensayo, nos basta con enunciar esta perspectiva de reflexión que
necesariamente debemos abordar en próximos artículos; por tanto nos conformamos
con situar su papel y lugar desde donde emerge. Hoy una categoría como la del
“Sentido Común” en el hecho del que-hacer político se torna central.
Cerremos estas líneas
refiriendo nos a la frase con que hemos iniciado este artículo. Es decir, a
partir del recorrido que hemos hecho podemos decir que el cambio que se ha
operado, y sigue desarrollándose, en el
mundo no puede definirse como “una verdad de Perogrullo”. Al contrario, vivimos
inmersos en un proceso de decodificación de una sorprendente realidad que nos
impacta. Proceso que ha implicado una puesta en cuestión y reformulación de los saberes clásicos o
tradicionales establecidos.
Hannah Arendt, dentro de esta realidad nos
propone la muchedumbre como el espacio para el ejercicio de la Política.
Espacio que posibilita devolver al hombre su control de la vida y el futuro de
la especie. Esta es pues, su perspectiva de la Filosofía Política actual. Es
decir: “La Política como el centros de las decisiones del hombre para controlar
el proceso de cambio y erigir su propio destino.
Notas.
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(*) Las referencias bibliográficas, como
fuentes del presente trabajo corresponden a: “La Condición Humana” y “La vida
del espíritu” de la autora Hannah Arendt. “El discurso del Método y “Las
Meditaciones Metafísicas de R. Descartes. Así como informaciones diversas y de Manuales de Historia de la Filosofía.
(**) Lectores interesados en la temática pueden
consultar el Bloc Hannah Arendt, Teoría Crítica, en la siguiente dirección: https://palabrasudamericana.blogspot.com
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